La ciencia es un ordenado proceso de recogida, análisis y registro de la información de los sistemas naturales. El arte es un proceso que requiere de determinadas dosis de destreza para obtener un elemento considerado como atractivo o agradable para nuestros sentidos. Para obtener árboles sanos, atractivos y seguros, la arboricultura ha de ser arte y ciencia a la vez.
En este sentido, la gestión del patrimonio arbóreo requiere de un conjunto de prácticas arborícolas de conservación, recuperación y mejora que permitan la cohabitación de los árboles con el hombre, respetando en cualquiera de los casos su identidad biológica. Alcanzar estos objetivos supone el conocimiento y el manejo adecuado de nuevas técnicas capaces de mantener o recuperar la vitalidad propia del árbol, garantizando la seguridad del público, limitando la propagación de plagas y enfermedades, y adaptando el árbol a nuevos cambios ambientales, manteniendo y potenciando su originalidad estética.
Los Planes de Gestión deben recoger toda la información actualizada relativa al conocimiento del árbol y su entorno, programar en el tiempo las medidas concretas y actuaciones necesarias para la correcta gestión del ejemplar, prever los medios técnicos y humanos necesarios, y dotar los programas con partidas presupuestarias suficientes. Entre las acciones que se desarrollan en un Plan de Gestión se encuentran las siguientes.
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Identificanción de carencias y deficiencias.
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Definición de medios técnicos, humanos y formativos necesarios.
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Redacción de normativa Técnica de Regulación.
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Redacción de Plan Director de Arbolado y otros elementos de articulación de planeamiento.
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Programa de divulgación y participación ciudadanas.
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